Para mi fortuna nada de esto sucedió y pude ingresar a Nueva York para asistir a la conmemoración más esperada de la historia. Lo único fuera de lo común de este cruce fronterizo es que el puesto de seguridad de Homeland Security no estaba en Nueva York sino en Toronto, lo cual constituye una prueba de la movilización y virtualización de las fronteras a raíz del 11-S. El caso más manifiesto de este desplazamiento fronterizo lo encontramos en los vuelos que tienen como destino Israel, ya que aún antes de llegar al mostrador de facturación el viajero tiene que enfrentarse a las incómodas preguntas de dos agentes de seguridad sobre el equipaje, el itinerario o los motivos del viaje.